LA HIPOCRECIA ECOLOGISTA, LA CONVENCIÓN DE VIENA Y LA COCA (parte I)
Ramiro Fernández Quisbert
Avatar la película cuestionadora sobre la destrucción de la naturaleza, Algor el dignatario de estado que advirtió sobre las posibles consecuencias del calentamiento global, son los dos episodios que hoy se suele mencionar como los llamados de conciencia al ser humano para no continuar con la destrucción de la naturaleza, pero estos llamados a la conciencia tienen matices que es necesario reflexionar, en primer lugar, estos llamados provienen de los paises industriales, posmodernos, de aquellos países que fomentaron el capitalismo salvaje que de manera irrefrenable y con un espíritu consumista destruyeron el habitat no sólo del ser humano, grupos étnicos, sino de tantas especies de fauna y flora que han sufrido extinsión y hoy ya no existen.
En segundo lugar, están los países pobres del africa, Asía y Sudamérica, que a lo largo de la historia fueron sometidos colonialmente y que al respecto de la naturaleza no vivieron grandes procesos industriales, sino los estractivos que favorecieron a la economia capitalista mundial, se vieron involucrados en este tipo de "visión de Desarrollo" que a la larga, resultó un fiasco porque se contagiaron de los postulados "ecologistas" de estos hipócritas militantes de los partidos verde de toda laya, de ecologistas hipócritas que dicen defender a la naturaleza y sin embargo a la hora de la verdad, no lo hacen, de tal suerte que, el discurso ecologista en el mundo sólo sirve para justificar otros intereses y no los de la naturaleza que se halla a merced de los intereses políticos internacional y de las grandes mafias que se dedican a tranformar la naturaleza, para producir drogas, alcoholes diversos, y grandes espectáculos donde se lavan fortunas fruto de estas acciones ilícitas.
Parte de estas acciones de extrema hipocrecia fue condenar a la hoja de coca (fruto natural) como la responsable de la existencia de la cocaina su derivado industrializado o científicamente tratado en Europa y Norteamérica, historicamente la existencia de la coca se remonta a épocas pretéritas, en el caso andino, amazónico, mucho antes de la llegada de los españoles, portugueses e ingleses a tierras americanas. La historia de la cocaina se remonta al siglo XIX, nace como producto medicinal, pero luego, como otros farmacos deriva en el uso de la droga, en Europa y Norteamericano, batalla que nunca pudieron ganar para controlar o exterminar. Como siempre su chivo expiratorio, a lo largo de los años fue la coca, a la que se la condenó en la Convención de Viena en 1961 y hasta hoy no se le ha levantado el estigma.
La naturaleza perseguida, la hoja, el arbusto sentenciado, la coca estigmatizada, la hoja sentenciada culpable, nada más erróneo, la falsa ecuación para la comunidad internacional es verdadera "coca es cocaina", para nosotros los pobladores andinos "coca no es cocaina", por ello desde la historia reconocemos que esta planta milenaria tiene una vital importancia para nuestras culturas, no sólo en el consumo como forma natural y social, en el piccheo, acullico o coqueo, sino en la medicina, la alimentación, las prácticas mágico religiosas. Nunca en la historia se ha visto tanta persecusión a la misma naturaleza, sin aceptar que, la coca no es culpable de que existan mafias, políticos y gurus de toda laya en el mundo que se enrriquesen con el tráfico y consumo de un derivado, la cocaina. Si en Viena se quiere condenar a la coca y sus derivados, entonces tengan el valor de atacar a la Cocacola una transnacional que ha utilizado la coca durante todo el siglo XX para producir sus bebidas, u otras industrias que en el mundo capitalista han hecho uso y abuso de la materia prima.
En segundo lugar, están los países pobres del africa, Asía y Sudamérica, que a lo largo de la historia fueron sometidos colonialmente y que al respecto de la naturaleza no vivieron grandes procesos industriales, sino los estractivos que favorecieron a la economia capitalista mundial, se vieron involucrados en este tipo de "visión de Desarrollo" que a la larga, resultó un fiasco porque se contagiaron de los postulados "ecologistas" de estos hipócritas militantes de los partidos verde de toda laya, de ecologistas hipócritas que dicen defender a la naturaleza y sin embargo a la hora de la verdad, no lo hacen, de tal suerte que, el discurso ecologista en el mundo sólo sirve para justificar otros intereses y no los de la naturaleza que se halla a merced de los intereses políticos internacional y de las grandes mafias que se dedican a tranformar la naturaleza, para producir drogas, alcoholes diversos, y grandes espectáculos donde se lavan fortunas fruto de estas acciones ilícitas.
Parte de estas acciones de extrema hipocrecia fue condenar a la hoja de coca (fruto natural) como la responsable de la existencia de la cocaina su derivado industrializado o científicamente tratado en Europa y Norteamérica, historicamente la existencia de la coca se remonta a épocas pretéritas, en el caso andino, amazónico, mucho antes de la llegada de los españoles, portugueses e ingleses a tierras americanas. La historia de la cocaina se remonta al siglo XIX, nace como producto medicinal, pero luego, como otros farmacos deriva en el uso de la droga, en Europa y Norteamericano, batalla que nunca pudieron ganar para controlar o exterminar. Como siempre su chivo expiratorio, a lo largo de los años fue la coca, a la que se la condenó en la Convención de Viena en 1961 y hasta hoy no se le ha levantado el estigma.
La naturaleza perseguida, la hoja, el arbusto sentenciado, la coca estigmatizada, la hoja sentenciada culpable, nada más erróneo, la falsa ecuación para la comunidad internacional es verdadera "coca es cocaina", para nosotros los pobladores andinos "coca no es cocaina", por ello desde la historia reconocemos que esta planta milenaria tiene una vital importancia para nuestras culturas, no sólo en el consumo como forma natural y social, en el piccheo, acullico o coqueo, sino en la medicina, la alimentación, las prácticas mágico religiosas. Nunca en la historia se ha visto tanta persecusión a la misma naturaleza, sin aceptar que, la coca no es culpable de que existan mafias, políticos y gurus de toda laya en el mundo que se enrriquesen con el tráfico y consumo de un derivado, la cocaina. Si en Viena se quiere condenar a la coca y sus derivados, entonces tengan el valor de atacar a la Cocacola una transnacional que ha utilizado la coca durante todo el siglo XX para producir sus bebidas, u otras industrias que en el mundo capitalista han hecho uso y abuso de la materia prima.
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