LA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA Y LOS MEDIOS MASIVOS DE
COMUNICACIÓN SOCIAL
Ramiro Fernández Quisbert[1]
En Bolivia, estamos viviendo una aguda
crisis de identidad en los ámbitos de la educación básica y superior, en
palabras de Piaget (1969), un desequilibrio, producto de nuevas ideas, que
todavía aun no aceptamos.
Por un lado, en los programas de
formación, siempre se había transmitido la idea de un Estado unitario,
republicano, de un Estado nación, nos habían enseñado que todos éramos
bolivianos (aunque sin mostrarnos las abismales diferencias entre unos y
otros).
Por el otro, en cuanto a la enseñanza de
la historia, nos habían formado en base a una historia oficial presidencialista
- cívica, cronologista y patriótica, donde siempre se honraban a los próceres
criollo-mestizos, considerando a los indígenas, como parte de nuestro
pasado y como parte del Folklore nacional, digno de exhibirse en los museos, en
los eventos culturales internacionales, o a los lugares arqueológicos (invicibilizando
al indio de la vida cotidiana).
Por lo menos eso había hecho el nacionalismo
vigente desde la revolución del 52, con sus distintas variantes, en democracia
y dictadura, replicándose el mismo criterio en las concepciones políticas de
izquierda, que solo hablaba a favor del obrero proletario, minero o fabril,
vaciándole su contenido étnico.
Hoy,
por el nuevo proceso político boliviano y el revisionismo histórico que se da en
los hechos, no en la reflexión teórica, se reconoce la existencia de 36
naciones y más, en un Estado Plurinacional incluyente y esto está
refrendado por el art. 1ero. de la nueva Constitución Política del Estado(2009),
sin duda alguna, este acápite es muy importante porque reconoce la historia
real andino, oriental, amazónico, Chaco platense, de nuestro país, que incomoda
a más de uno, a los funcionarios del mismo Ministerio de Educación, que aceptan
a regañadientes para no perder el empleo
y a los docentes de todo el país, que les obliga a redescubrir su propia
identidad, es sabido que no a pocos, el asumir los conocimientos occidentales,
les había permitido, ascenso social y un proceso de colonización tan profundo, al
grado tal de despreciar lo nuestro y que se habían convertido en agentes, sine
quanun, de la colonización mental de nuestra población, cosa que aún no cambia
y no cambiará en largo tiempo.
La historia de nuestro país, es una
historia pluricultural y multilingüe, así se demuestra en las sociedades de
Tiwanaku, Tawantinsuyo, en el gran Mojos, donde emergieron sociedades
multiculturales, interculturales, situación que se complejizó con la llegada de
otras culturas foráneas.
Este conocimiento de la historia es el que
nos ha negado la escuela clerical y la modernista, donde ha predominado aquel
huayralevismo, del que hablaba Medinaceli y el Bobarysmo del que resentía Franz
Tamayo, frente a ésta situación, ¿cómo encarar hoy, la enseñanza-aprendizaje de
la historia?¿Qué rol ,deben cumplir las autoridades, medios de comunicación,
comunidades educativas, docentes y estudiantes?
La historia y la educación
Para qué enseñar historia?, se preguntaban
los neopositivistas-neoliberales, constructivistas, operadores de los programas
de reforma educativa impulsada por la UNESCO, en Latinoamérica. “No
hay que mirar el pasado, hay que vivir el presente y mirar hacia adelante”,
decía en sus discursos Gonzalo Sánchez de Lozada, el presidente fugitivo de
Bolivia, “ha llegado el fin de la
historia”, nos decía desde la caída del socialismo real, pragmáticamente
Fujuyama(1989), en el fondo de este asunto, estaba una crítica incisiva a la forma en la que la escuela
tradicional durante décadas había enseñado la historia, que para Joaquin Prats(2012)
es obsoleta y anacrónica, pues los
contenidos curriculares de los programas
de historia parten de la idea, de que se enseña historia con fines patrióticos
y cívicos y como una acción, nacionalista, es decir con fines políticos de
conservar el poder.
Para qué sirvió la enseñanza de la historia?, para recordar y
ensalzar a los héroes, a las poderosas elites que hegemonizaron en el control
estructural del Estado. Este tipo de historia, en su momento fue cuestionada
por Marc Boch (1949), y la escuela de los Annales, al igual que el marxismo y
el neomarxismo, que planteó hacer una
historia crítica, una historia total y principalmente, como diría Fontana(1982),
una historia crítica de los poderes hegemónicos y un proyecto social.[2]
En la actualidad hemos logrado comprender
que la historia, es un proceso social que se da en el tiempo y el espacio, por
tanto, todas las sociedades son históricas, con distintos niveles de
desarrollo, y sin embargo, con sus propias visiones de mundo. Todas las
sociedades, han reconstruido su pasado, aunque como dice Fontana(1982), ligados
a sus ideas de poder, generando, una historia oficial. Esta historia oficial
que cumple una función educativa, que induce a respetar el poder del Estado y
mantener el statu quo, rechazando los cambios y transformaciones, bajo una
lógica conservadora, que rehúye al cambio, apoltronada en su cómoda situación,
mientras el grueso de la población enfrenta permanentes calamidades sociales.
Una visión crítica de la historia de nuestros
pueblos, nos ayuda a comprender, que las civilizaciones, las culturas, otras
agrupaciones humanas, tienen su propio sino, su íntimo devenir, su propia
cosmogonía, como solía decir en su “Decadencia de Occidente”, Oswald Spengler(1918).
Aplicando este criterio a nuestro país, hablamos de los orígenes y construcción
social de las civilizaciones Inca,Tiwanacota,
Mojos y otras culturas Tupi guaraní,que irradian su esencia a nuestra actual sociedad
abigarrada.
Teóricamente se tiene el criterio de que esa
necesidad de los que detentan el poder, de manipular la verdad histórica para
ejercer hegemonía, imponer una cosmovisión y una cultura, a través de los
aparatos ideológicos de Estado, como sostenía, Althousser(1968), es inherente a
todo tipo de sociedades estructuradas en base a una estratificación social, ya
sea de castas, estamentos y/o clases, donde existen sectores dominantes y
subalternos. Esta manipulación de la historia principalmente se hace a través
de las escuelas, los medios de comunicación, la cultura, los hospitales, las
cárceles, según Michael Foulcault(1975), y que en el caso de la educación es mucho más crítica, porque según
Bourdieu (2008), la convierte en una
maquinaria de alienación, creando distancias muy marcadas entre las elites y el
pueblo, lo que dio a pensar Gramsci (1929) en sus reflexiones sobre la cultura, llegando a plantear que
estas brechas o vacíos, generados en un bloque histórico hegemónico, deben
combatirse con la lucha comprometida de los intelectuales orgánicos, no
elitistas, portadores de la masa crítica
que interpela al poder para desarrollar un crítica al sistema impuesto, en este
contexto, al sistema capitalista de principios del siglo XX, vigente aun hoy,
bajo sus nuevas características globalizadoras.
En este contexto, se puede sostener que los
aparato ideológico de los Estados-nación Latinoamericanos y específicamente el
boliviano, se han constituido en el medio por el cual, los colonizadores
españoles lograron, fijar ciertas pautas y conductas, reforzadas por
ingredientes propios del renovado colonialismo occidental de los siglos XIX y
XX, con la hegemonía, Francesa, Inglesa y Norteamericana que se han ido
reproduciendo permanentemente y que aún hoy no se pueden superar, como dice
Dussell (2009), aun la idea hegeliana de una historia universal subsiste, donde
occidente es el sumus, origen y meca de la cultura, por ello hoy se lanza el
planteamiento de iniciar procesos de descolonización, que no es otra cosa que
cuestionar la validez de la cosmovisión del mundo hegemónico occidental, que
pese a quien le pese, aún se mantiene en nuestros centros
educativos, que se traducen en verdaderos patrones de conducta, es una
necesidad imperativa echar luces sobre estos temas, para nuestra sociedad que
no halla certidumbre, en cuanto a identidad se refiere, pues no existe consenso
sobre elementos básicos que toda sociedad debe tener para construir su unidad
interna.
Esta educación colonizadora que dio cuerpo
a esta invasión mental de los colonizados, que se presentó, bajo una lógica
aristotélica, con enseñanza doctrinaria de Santo Tomás de Aquino y San Agustín,
que mediante el trívium y el cuatribium, lograron establecer los cánones de la
enseñanza de la ciencia, las humanidades y la filosofía, así también la
historia, la historia oficial de los vencedores, recurriendo a su enseñanza por
medio de la escuela, el catecismo de la fe católica, que aún hoy, pese a las
reformas educativas implementadas no logramos superar, en el diseño curricular,
la formación docente, y las técnicas y estrategias de la enseñanza aprendizaje
de la historia. Lo que nos invita a reflexionar sobre ¿Cómo se enseña y aprende
la historia en los colegios y qué nuevas alternativas podemos explorar?
La Enseñanza de la Historia
La enseñanza de
la historia es una asignatura pendiente en la agenda educativa de sistema
educativo boliviano-plurinacional, la historia que se enseña en el presente,
está anclada en preceptos decimonónicos,
de la historia política, cronologísta y que privilegia los hechos
trascendentes, como las guerras y los conatos militares, no superada ni en las
últimas reformas educativas bajo la ley 1565, y la actual Avelino Siñani,
sufriendo un letargo de décadas, sin cambio alguno.
Frente a este aletargado panorama debemos
anteponer la idea fuerza de que “el estudio de la historia es de vital
importancia para la formación del nuevo ciudadano crítico y creativo que
requiere nuestro país”, para contribuir en el campo de la investigación, la
producción de material audiovisual centrado en los problemas y necesidades de
nuestra gente tanto en el campo, como en las ciudades.
Hay
que darle vuelta a la tortilla, y es necesario pensar, que para construir un
individuo seguro de su identidad debemos trabajar intensamente en su
autoestima, tan lastimada, por ese sentido de inferioridad, porque la población
mayoritaria es indígena, esos tristes criterios lo que han producido es un
rechazo y un desclasamiento de gruesos sectores de las clases medias, que
prefieren identificarse con el mundo occidental, el bobarysmo, del que hablaba
Franz Tamayo, sin lograr precisamente desplegar en su comprensión, para
apuntalar el proceso descolonizador, que solo busca restituir prioridades en
las acciones educativas, que supere esa mentalidad de la pobreza.
La globalización y los medios de comunicación
Hagamos una revisión de los principales
medios, periódicos, tv abierta, tv cable, redes sociales y comprobaremos que en
la mayoría de ellos la visión de la historia que se difunde, es esa visión
patriotera y cívica, cronologista, occidental. Sin duda alguna, la aldea global
sobre la cual hablara hace tanto tiempo atrás, MacLuhan(1968), hoy es una
realidad, de la mano de las nuevas tecnologías y del derrumbe de los paradigmas
de la modernidad, cada vez más, las redes sociales por la internet y sus
diversos navegadores, nos acercan al mundo, lo que de hecho debía significar,
una occidentalización total de las sociedades en vías de desarrollo,
subdesarrollados o como se los llame de acuerda a las escuelas de pensamiento.
Esta enseñanza se vio extendida por los
medios de comunicación de forma mucho más atractiva, porque hay que reconocer
que el lenguaje de la imagen hoy captura la visión de mundo. Así a través de
los medios de comunicación se crean y recrean realidades que obviamente tienen
que ver con la acción de la vida de los hombres, esta concepción respaldada,
por la preminencia de la guerra fría, que produjo tanto cine ideologizado donde
por un lado, los malos comunistas come niños se querían apropiar de los bienes
de los empresarios, para destruir el paraíso capitalista, y por el otro, los
buenos de la película del mundo libre, defensores de la justicia y la libertad,
los superhéroes, “siempre listos” para salvar el mundo de enemigos potenciales,
ya sean rusos, chinos, latinos, vietnamitas, musulmanes o cubanos.
Ni con la unipolaridad del mundo
capitalista, se ha superado, esa producción cinematográfica y televisiva
maniquea, aun en las grandes producciones de películas de guerra, como solia
decir Facundo Cabral en Hollywood, “hace mucho que se sigue matando a los vietnamitas, como un acto de
terapia colectiva para mitigar la derrota sufrida en esas tierras”. La
influencia de estos poderosos argumentos del séptimo arte, es innegable,
convirtiéndose el cine en el vehículo que incentiva al sueño americano,
capturando las voluntades y subjetividades de las nuevas generaciones.
Sin embargo, eso no se da en los hechos,
aun se puede sostener, que la identidad, los valores culturales, las pautas y
conductas de los diversos pueblos, no desaparecen del todo, parecen mutar en
cada proceso de arremetida cultural predominante, adaptándose a las nuevas
situaciones, aunque es evidente que se ven afectadas y con riesgo de
desaparecer y a eso coadyuvan de manera directa los medios de comunicación, que
hoy por hoy, han asumido en parte, el rol de educadores de la sociedad civil,
sin embargo, no lo hacen, incumplen sus deberes, el encargo social, su vínculo
al comercio salvaje las convierte en fácil vehículo de la necesidad, la
incultura, los bajos instintos y la lacra social, sustituyendo los valores
positivos del ser humano, en meros
remedos de actitudes erróneas que desvirtúan los valores éticos de niños y
jóvenes.
En sí mismos, los medios de comunicación,
no son ni buenos, ni malos, depende de quienes los utilicen y con qué fines.
Los historiadores tenemos la gran oportunidad de hacer uso de estos medios para
la enseñanza de la Historia, y con ello, comenzar a que la historia se enseñe y
aprenda más didácticamente, lo que permitirá devolverle a la enseñanza de
historia y a la historia misma, un lugar estelar en las ramas del conocimiento,
porque la historia preserva la memoria más remota de los pueblos, lo que le
permite a la teoría del conocimiento y a las ciencias sociales e humanidades
tener certidumbres respecto a su identidad, además de coadyuvar, para el diseño
de políticas educativas que preserven el conocimiento y desarrollen estrategias
de investigación para acceder a nuevo conocimiento.
No es necesario hacer profundos análisis
sobre la situación de los medios de comunicación en Bolivia, solo hay que
repetir de perogrullo lo que todos sabemos de sobra, la mayor parte de la Inversión
que ellos hacen, no está dirigida a la educación, sino al entretenimiento, que
les reditúa económicamente, lo que significa, que la producción nacional, de
cine, novelas, comics, dibujos animados, documentales, guiones y otros, no sale
de sus estudios, sino de productores independientes y/o de entes públicos, con
apoyo del Estado o internacional, este es el caso del CONACINE, Ministerios de
Cultura, las universidades, normales y otros, los que hacen Inversión en
producción nacional y en programas educativos, que por lo que se conoce, es muy
escaso, no existen políticas claras de producción de material educativo para la
enseñanza de nada, menos para la enseñanza aprendizaje de la historia.
Es bueno reconocer que existen esfuerzos
de grupos, personas e instituciones, que andan por este camino, así producen para radio: radionovelas, pastillas, singles y programas de debates, con contenido histórico, lo
propio en la televisión: programas de debate, documentales, concursos, y en el cine
películas. Mencionaremos algún material emblemático para este objetivo de enseñar la historia crítica, por ejemplo: La vida de Tupac Katari, radionovela producida por el THOA; Juana Azurduy
y otras radionovelas, del grupo Wallparimachi,
Portales Cochabamba; el programa de diálogo y debate Siglo y Cuarto, dirigido por Pablo Michael e Identidad y Memoria, dirigido por Mariano
Baptista. El aporte de la Carrera de Historia-Fundación Cajias, videos documentales, sobre La historia de
Huanuni y Posokoni, la guerra del gas, y el Alto, Dirigida por Magdalena Cajias y Sobre las culturas prehispánicas
dirigida por Ximena Medinaceli; La vida de Bartolina Sisa, producida por la productora Nina Films; Bolivia siglo XX, la productora de Carlos Mesa y Mario Espinoza. Como películas
que recuperan lo nuestro, como ejemplo podemos hablar de “Amargo Mar” dirigida
por Antonio Eguino e "Insurgentes" de Jorge Sanjines. Algún material interesante,
con el que no siempre cuentan los docentes y no siempre pasan en horario
adecuado los canales de televisión, es lamentable que no se sepa apreciar estos
esfuerzos en nuestra educación primaria, secundaria y universitaria, pero falta
más, y eso debe ser fruto del convencimiento de las autoridades y de los
empresarios que privilegian el centavo y no la formación de sus propios hijos.
Historia, Educación y Medios de Comunicación
Pero es necesario, ligar a los medios de
comunicación, con la educación, específicamente con la enseñanza de la
historia, realizar alianzas estratégicas interinstitucionales para acompañar
los ciclos del curriculum educativo, con material educativo relevante, para
superar esta ausencia de material educativo, viéndonos en la necesidad de hacer
lecturas obsoletas y poco relevantes y además inactualiza de acuerdo a las necesidades educativas presentes. Para encarar estas problemáticas y necesidades de la enseñanza de la historia es imprescindible partir de los siguientes presupuestos:
a) Formar grupos multidisciplinarios que diagnostiquen los problemas y
necesidades que se tiene para transformar la enseñanza de la historia en los
colegios y escuelas.
b) Se trabaje en base a proyectos de investigación de historias locales, de
microhistorias,, donde los estudiantes interactúen con la sociedad civil, que es a
la misma vez la suya propia
c) Coordinar el proceso de interacción entre especialistas en la materia,
docentes universitarios, docentes de primaria y secundaria, para diseñar y
producir material educativo: cartillas, documentales, radionovelas, videos,
teatro, otros.
d) Desarrollar concursos de niveles, en ensayos, artículos y monografias con
contenido histórico
e) Incentivar el conocimiento con recorridos y viajes a lugares históricos.Este tema tan interesante abre nuevas posibilidades de recuperación de la
memoria histórica de nuestros pueblos, es por ello que nosotros, seguiremos
abordando el tema en siguientes artículos que profundicen estos temas
educativos y las actividades para llegar a los docentes de ciencias sociales y
de historia, en busca de renovar la enseñanza, aprendizaje de la historia.
[1] Docente de didáctica de la historia, de la Carrera de Historia de
la Universidad Mayor de San Andrés.
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