Artículo
Publicado en el libro: Fernández Quisbert, Ramiro (2007)
Resistencia indígena, poder local y desarrollo
agropecuario en los Andes, CNHB, La
INTRODUCCION
Estudiar una realidad social fraccionada, siempre tiene
un alto riesgo, puesto que podemos aislar nuestro objeto de estudio del
contexto general en el que se halla inmerso. Por otra parte, estudiar el
contexto general y hacer abstracción de las particularidades y singularidades,
también nos puede llevar a muchos errores de interpretación.
En esta investigación estudiamos al movimiento
indígena y el poder local en el campo, tomando como objeto de estudio a la
provincia Los Andes, una fracción geográfica, en el decurso de su proceso
histórico ligado al proceso histórico nacional entre 1945 a 1950. Pero ¿por qué
estudiar el proceso del poder en tan reducido espacio territorial, socio –
económico, étnico – cultural? Justamente porque el poder no es una categoría
abstracta, no sólo es en el palacio quemado, el palacio legislativo o el
judicial, donde el poder se concretiza, el poder se halla en el despliegue de
las fuerzas sociales, en el proceso de articulación de las relaciones económicas
– sociales, en las redes que se tejen en las relaciones político – económicas y
culturales; en las prácticas sociales
cotidianas.
En una Formación
Social “abigarrada[2]” como la nuestra,
donde el aparato estatal es débil y las clases dominantes fraccionadas, la
lucha de clases, la lucha regional, la pugna local, asumen diversas
determinaciones, de ellas surgen también diferentes maneras de ejercer el
poder, distintos métodos de control social y resistencia.
Frente a este
desenvolvimiento desigual y combinado de nuestro país, no podemos dejar de lado
el estudio de las partes, de las fracciones geográficas, de las fracciones de
poder; porque justamente, en ellas se halla la riqueza de lo diverso.
No ver esta realidad
es perder toda perspectiva de hacer ciencia social, y más aun de generar un
proyecto social que busque cambiar estas prácticas que se cristalizan en las
estructuras institucionales.
No se puede ir contra
la fuerza histórica; los procesos sociales sujetos al devenir, dejan huellas en
su transcurrir y esas huellas se hallan implícitas en las prácticas sociales,
lengua, gestos, expresión oral, memoria, lógica, alianzas familiares, arte,
música.
Por esta razón,
cuando nos ocupamos de estudiar las estrategias de poder en el campo tomamos en
cuenta todos esos factores. No es solamente la población rural, que se dedica a
la agropecuaria, no es el hombre productor; no es el propietario de una
parcela, ni es el vendedor y comprador de las ferias y mercados, como lo
conceptúa la óptica capitalista, el sujeto indígena-campesino es mucho más que
eso, es un sujeto político, con filiación
étnica diversa, con memoria histórica; con códigos culturales ligados a
los procesos productivos, con mitos y ritos, con una lógica andina que recrea
las reciprocidades.
Lo que nos induce a
estudiar al sujeto indígena-campesino lo más objetivamente posible, alejándonos
de la apología sobredimensionada de los indianistas, el menosprecio con que fue
tratado por las posiciones obreristas, trotskistas y Stalinistas, y del sujeto
campesino “ciudadano abstracto” de los discursos nacionalistas.
Pero para estudiar la
historia del sujeto indígena-campesino, como de otros sectores sociales,
debemos preocuparnos de su entorno, de sus relaciones sociales, del circuito de
relaciones de poder donde está inmerso, mirando hacia adentro y hacia fuera de
sus prácticas, es decir de las relaciones con los vecinos de los pueblos, con
las autoridades políticas, los partidos políticos, los comerciantes, los
residentes en las ciudades y las instituciones, que los vinculan con el
exterior.
En el presente
estudio abordaremos algunas de las perspectivas mencionadas, tales como el proceso
de organización de los sindicatos
campesinos en la provincia los Andes a partir del congreso indigenal de 1945 y
la sublevaciones de Karapata y Tacanoque, como producto de la crisis del poder
político en el campo, analizando la relación entre los colonos y las haciendas,
las autoridades y los indígenas de las comunidades en los difíciles años del
sexenio 1946-1952.
LIBERALISMO Y PODER
El triunfo de los
liberales en contra de los conservadores
en la guerra federal a fines del siglo XIX, había fortalecido la
hegemonía de los hacendados en el campo. Pese a esta hegemonía los indígenas
desarrollaron una resistencia armada y otra, jurídica. Muchas sublevaciones aisladas
y otras, fruto de un arduo trabajo para generar un movimiento nacional, se
dieron en los primeros 50 años del siglo XX. Baste recordar, las sublevaciones
de Jesús de Machaca de 1921, de Chayanta de 1927, de Ayopaya, Karapata y Tacanoque
de 1947. Una lucha jurídica a través de los Caciques apoderados de las
comunidades, claro ejemplo de ello fue la persistente lucha del Cacique Santos
Mark’atula apoderado de los indígenas del altiplano y Mariano Mamani de los
valles del sur del departamento.
En la provincia los
Andes en 1947 la situación política se tornó crítica a raíz de la sublevación
de los colonos de las haciendas Karapata y Tacanoque, precipitando de manera
contundente la crisis de la hegemonía de
los hacendados y el fortalecimiento del movimiento indígena-campesino en la zona, poco antes de la reforma agraria
de 1953.
Los efectos inmediatos
que producen estas sublevaciones pese a su represión, son las migraciones
permanentes de vecinos de los pueblos que se agudiza con la Reforma Agraria, al
igual que la expulsión de los hacendados, aunque hay casos excepcionales donde
ellos logran llegar a arreglos con los campesinos.
¿En qué consistió
esta pérdida de hegemonía de los hacendados en la provincia Los Andes?
La crisis del poder
de los latifundistas en la provincia se liga inevitablemente con la situación
económica y política a nivel Nacional. La guerra del Chaco produjo dos efectos
importantes; la incorporación de indígenas al ejército y las fuertes
sublevaciones en 1933 y 1934[3]. Estos hechos
resquebrajaron la estructura productiva de las haciendas, puesto que no contaban
con mano de obra suficiente y las
sublevaciones destruían sembradíos y daban cuenta del ganado arruinando la
producción.
Además, el sistema de intermediación económica y política existente desde la época colonial, sufrió un
serio deterioro. Las relaciones entre patrones
y colonos en las haciendas, caracterizadas por una fuerte carga de paternalismo,
llegaron a su fin y más bien dieron paso a procesos de enfrentamiento violento,
con las huelgas de brazos caídos y la toma de haciendas. Lo propio ocurriría
con las comunidades y sus relaciones con
los corregidores, jilacatas y demás mandones.
A partir del siglo
XIX, con la formación de los partidos políticos también se establecieron relaciones clientelares entre actores políticos e indígenas colonos o comunarios,
así mismo, entre hacendados o vecino de los pueblos. Este sistema de
Intermediación[4], legitimaba el poder
económico y político, de las clases dominantes, puesto que aprovechando este
tipo de relaciones es que se mantuvo en el poder la oligarquía.
Esto sucedió en todo
el periodo liberal, matizado por los enfrentamientos políticos entre republicanos,
Saavedristas y Genuinos. Sin embargo, luego de la guerra de Chaco, particularmente
en la década del 40, comienzan a intervenir mediadores de otros partidos tales
como el MNR, los anarcosindicalistas de
la Federación Agraria Departamental, y los partidos marxistas (el PIR y el POR)
creando nuevos tipos de intermediación, fruto de ello fue la sustitución de la
organización del ayllu por el sindicato, organización típicamente obrera.
Por otra parte, se
produjo otro fenómeno, los
excombatientes se organizaron en defensa de sus intereses sociales y comenzaron a buscar situaciones de poder en los
estamentos burocráticos, cobrando mayor vigencia, con los decretos del 15 de
Mayo emitidos por el gobierno de Villarroel. Todos estos factores junto a las
sublevaciones violentas, son los que perforan el poder local y la hegemonía de
los latifundistas, aspecto que analizaremos a continuación.
En este contexto
general, en 1943 ascendió al gobierno la alianza civil – militar representada
por la logia militar RADEPA y el MNR recientemente formado. En su gestión de
gobierno que duró hasta 1946, buscaron dinamizar el movimiento obrero,
campesino y con esta finalidad impulsaron el primer Congreso Indigenal en Mayo
de 1945, donde luego de las deliberaciones y las propuestas campesinas, el
gobierno de Villarroel promulgó Decretos
el 15 de Mayo en su favor, en los que especificaba lo siguiente:
1.
El
trabajo de los colonos solo se debería emplear en el rubro agropecuario y no en
otro.
2.
La
abolición del pongueaje.
3.
La
obligatoriedad de establecer escuelas rurales en las haciendas y en otras
instituciones, en el curso de 60 días de promulgado el decreto.
4.
La
formación de una comisión que se dedique al estudio del código del trabajo
agrario.
La sociedad rural
Boliviana mostró su desacuerdo con los decretos de Mayo. En este marco de
contradicciones se agudizaron los conflictos sociales que culminaron con el
colgamiento de Villarroel el 21 de Julio
del 46. Las reacciones a estos acontecimientos luctuosos no se dejaron esperar
en el campo y en respuesta a ello, se produjeron sublevaciones en todo el país
extendiéndose las mismas hasta la promulgación de la Ley de la Reforma Agraria
el 2 de agosto de 1953.
En la década del 40
surgieron nuevas organizaciones sindicales en el campo a nivel nacional, en Mizque,
Ayopaya, Morochata, Tapacarí (Cochabamba),
en el norte de Potosí, y en la Paz donde un 29 de diciembre de 1946, se dio la creación
de la Federación Agraria Departamental (FAD) de filiación anarco-sindicalista
ligada a la FOL lo que le permitió irradiar un proceso de organización sindical
campesina a lo largo de la geografía de
las provincias paceñas[5].
Estas
organizaciones dieron fuerza a las movilizaciones
indígenas-campesinas que se agudizaron a lo largo del sexenio, las mismas
recurrieron a métodos diversos tales como: las marchas, frecuentes huelgas de
brazos caídos, tomas de haciendas lo que terminaba en represión y confinamientos
de los movilizados en el Chapare cochabambino.
Es bajo este contexto
que se hizo esta investigación de caso en la provincia los Andes del
departamento de La Paz.
EL CONGRESO NACIONAL INDIGENAL DE 1945 Y LA
REBELION CAMPESINA DE CARAPATA Y TACANOQUE
En la provincia Los
Andes a lo largo del siglo XX, se desataron distintas sublevaciones, como
también una lucha legal de los campesinos en contra de los hacendados que
afectaron sus tierras comunarias y ante los abusos de los latifundistas,
subprefectos, corregidores, curas y demás mandones.
La lucha legal de los
caciques apoderados tuvo que enfrentarse repetidas veces contra la hegemonía de
los latifundistas que ligados a las autoridades locales y nacionales frenaron
sus demandas. Los campesinos recurrieron a medios violentos, principalmente a
lo largo de la década de los años treinta
e incluso en plena guerra del Chaco. Los focos de sublevación se ubicaron en
los distintos cantones de la provincia, en la Comunidad Catavi en Laja, la finca de Peñas, en Quiripujio,Chililaya, Aygachi,Tambillo,
Pucarani, Collocollo e Iquiaca[6].
Como afirma Danilo
Paz:
“Hasta la guerra del Chaco, en
realidad se puede decir que el movimiento campesino surge básicamente como una
oposición a la expansión de la hacienda y en defensa de la comunidad indígena
como tal, constituye una fuerza que impide su desarrollo más acelerado de la
hacienda. En
cambio los movimientos campesinos posteriores a la guerra del Chaco se
ubicaron en la contradicción interna de la hacienda colono hacendado, tiene
este sentido la lucha campesina manifiesta en la formación del primer sindicato
en el valle y restituido en el 1er. Congreso Indigenal”[7]
Evidentemente esto
sucedió también en la provincia Los Andes, la representación de los Caciques Apoderados
parece haber entrado en crisis estos
años y paulatinamente se fue deteriorando, signo de esta situación es el
siguiente caso. El 11 de Enero de 1939, se presentó en la Alcaldía de Pucarani,
Manuel Yujra, apoderado de toda la
comunidad Chililaya (Puerto Pérez), con objeto de exponer denuncia formal
contra los indígenas José Choque Cauna, que autonombrándose apoderado cometía
exacciones a los comunarios[8]. El deterioro de
esta instancia de defensa jurídica de las comunidades posiblemente se
deslegitimizó, lo que querría decir, que la crisis de la red de apoderados, en
ese momento, pudo haber sido utilizada como medio de extorsión a los mismos
comunarios.
Lo cierto es que con el retorno de los
excombatientes de la Guerra del Chaco, el espectro social se alteró
significativamente, muchos colonos en los primeros años de la década del 40,
tomaron la iniciativa y liderazgo en las movilizaciones indígenas-campesinas y
comenzaron a ofrecer resistencia a los trabajos de servicio personal, a la
prestación vial y conscripción militar.
La resistencia de los
colonos se manifestó con mayor fuerza en los años del gobierno de Villarroel (1943 – 1946). Al conocerse los
decretos del 15 de Mayo de 1945, los colonos de las distintas haciendas
presentaron al Ministerio denuncias de
una serie de atropellos, de la misma manera las autoridades aterrorizadas informaban de
aprestos subversivos de los indígenas.
El 13 de Abril por
ejemplo, los colonos de la hacienda Ticuyo propiedad de Héctor Lorini, presentan un memorial donde
sostenían que su patrón desde 1922, los ha sometido a un régimen de esclavitud y explotación. Presentando en el
documento un recuento de todos estos atropellos:
“El patrón nos exige el servicio de
cinco pongos semaneros con las principales obligaciones.
a) Uno de los pongos debe entregar al patrón semanalmente;
dentro de cada turno semanero doce cargas de Taquia, como obsequio obligatorio.
b)
Otro
de los peones también semanalmente, debe reunir y entregar al patrón, 45 huevos
comprados, a 0.2 cts. c/u.
c)
También
los pongos deben pagar semanalmente 150.
El mes de noviembre,
el propietario H. Lorini, respondía a la prefectura, manifestando que sus
colonos se niegan a efectuar la siembra y que en vez de ello se dedican a celebrar en la Chacra,
con alcohol y pisco y además informa que
los colonos atacaron la casa de Hacienda, salvándose de milagro su familia
gracias a la caída de un fuerte granizo que no les permitió avanzar más. Los
cabecillas de este intento de subversión, según Lorini fueron: Vicente
Aruquipa, Pedro Quispe, Tomas Quispe y otros.[10]Pero como este caso
hay muchos. En la Hacienda Copajira propiedad de Avelino Aramayo, en la
hacienda Paxinaya de Francisco Coca, en la hacienda de Karavillke o Satatora,
Ancocala, en la hacienda Oquetiti y en la hacienda de Viluyo en Laja donde el
indígena Bruno Pocoma denunciaba que:
“El patrón de la hacienda
José Manuel Cárdenas en contra de todos los colonos y particularmente mía, ejercita atropellos incalificables /.../ no
obstante conocer con disposiciones vigentes desde el 15 de mayo del pongueaje y mitanaje, no quiere
dar cumplimiento en esto”[11].
Los problemas
internos de las haciendas, no son los únicos en estos años, también podemos
evidenciar problemas entre los mismos hacendados. Dos casos nos ilustran
claramente sobre esta situación: El 26 de Septiembre de 1946, José Carballo
denunciaba que los colonos de la finca Copajira de la señora Angélica Vda. De
Aramayo, cometían atropellos contra sus similares y a la propiedad de Lacaya
perteneciente a la tercera orden Franciscana, y además se los sindicaba de
tener armas del Estado[12].
El 2 de Octubre de
1947, María Iturralde de Téllez denunciaba que el 29 de Septiembre, ocho
indígenas de la finca Palcoco, habían sido víctimas de un atropello brutal de
parte de los colonos de la finca de Corqueamaya, de un señor Lujan vecino de
Pucarani. Los agresores portaban armas contundentes y eran más de cincuenta,
pidiendo garantías para los colonos en Palcoco, puesto que obligadamente debían
pasar por Corqueamaya porque tenían sus sembradíos y su zona de pastoreo en la parte posterior de la
comunidad[13].
Este mismo tipo de
disputa violenta se presentaba entre las haciendas de Coana de propiedad de
Israel Ballivián y Chojasivi de Emma
Ballivián de Valda, en la hacienda Cumana de Rosa de Clavijo, todas ellas en el
cantón Aygachi.[14]
Este panorama conflictivo
en la provincia, refleja lo que ocurría en todo el Altiplano Paceño y en todo
el país. Para profundizar en estas contradicciones
internas analizaremos la sublevación de Karapata y Tacanoque, como antesala de
la insurrección del 9 de Abril y la consiguiente reforma Agraria de 1953.
Mapa del Departamento de la Paz
LA SUBLEVACIÓN DE CARAPATA Y TACANOQUE
La sublevación de
Karapata y Tacanoque ocurrida en la provincia los Andes, ha sido considerada
como una de las más importantes de todo el país, junto a la de Ayopaya en 1947,
por ello la estudiaron con detenimiento.
Aunque desconocemos
el origen de la Hacienda Karapata, podemos sostener, que se consolidó tardíamente casi a mediados del siglo XIX, en
el proceso de expoliación de tierras comunarias, lo evidente es que se halla
registrada en documentos de fines de esta centuria, siendo parte del cantón Huarina, de la
Provincia Omasuyos, a la que perteneció la provincia de Los Andes hasta 1917[15].
En 1947, los
propietarios informaban que Karapata
se hallaba ubicada a 70 Km. de la carretera de la ciudad de La Paz, a 4 Km. de
Puerto Pérez (Chililaya), tenía como limítrofes, al norte la hacienda
Patapatani del señor Samuel Guerrero, al este la hacienda Cachilaya de la
señora Vélez Otero, Cutusuma del Dr.
Genaro Campos, al sud la hacienda Tacanoque del Dr. Agustín Prieto y el
pueblo de Aygachi. En Karapata existía
una población de 900 habitantes de los cuales 120 eran colonos.
En dicha hacienda
luego de promulgado el D.S. del 15 de Mayo 1945 por el gobierno de Villarroel,
se presentó una situación de malestar social, que será expresada en una serie
de documentos enviados a la prefectura, tanto por los propietarios, como por
los colonos.
Los colonos de la
hacienda Karapata, al enterarse de las disposiciones emanadas del gobierno,
solicitan al hacendado la creación de una escuela al interior de su propiedad.
Por su parte Zenón Aliaga propietario de Karapata se niega a cumplir con tal
requerimiento. Los colonos ante su negativa, proponen pagar al preceptor
(profesor), cosa que también es
rechazada. Ante la presión de los colonos finalmente, Aliaga acepta la
instalación de la escuela, pero gracias a sus relaciones con las autoridades,
consigue que se nombre como preceptor a una persona de su conocimiento y
confianza,[16] al señor David
Salazar Portugal a quien nombra a la vez administrador de la propiedad. Los
colonos advirtiendo un engaño en este nombramiento
se resistieron ha aceptar a Salazar por conocer sus antecedentes y
considerarlo un explotador.
Ante la negativa, el
patrón Zenón Aliaga, el 25 de Julio de 1945 presenta denuncia formal contra los
colonos Francisco Quispe Yujra, Mauricio Quispe, Esteban Quispe, Feliciano
Condori, Hilario Condori Yujra, Emilio Yujra y Valentín Ponce, Calixto Quispe y
otros por ser instigadores para que los demás colonos fieles al patrón los
sigan. Por su parte los colonos fieles al patrón declaran que los instigadores
piden “ramas” o contribuciones, con el fin de obtener la finca.
En estas
denuncias el patrón, culpa al corregidor
de Aygachi, como azusador de los indígenas, ya que el realiza reuniones con
ellos, sacándolos incluso del trabajo. El conflicto se agudiza el mes de septiembre, el día 5 de este mes el
patrón presenta la siguiente denuncia:
“.
. . los colonos de esta propiedad se han declarado en un
franco estado de huelga de brazos caídos, ejercitando
el
sabotaje y dejando de cumplir las obligaciones inherentes a
Además de ello informa que solicitó una comisión para
que observe el caso, esta solicitud es aceptada por las autoridades y al siguiente día se presenta en la hacienda una comisión
conformada por el Intendente Hugo Valdéz, el teniente carabinero Humberto
Bilbao la vieja y un carabinero de apellido Callizaya, esto con el fin de que, les
expliquen en su propio idioma a los colonos, los alcances del D.S. del 15 de
Mayo.
Pero al arribo de
la comisión a Karapata, los indígenas se
hallaban en Cabildo abierto, en el local de la escuela de Batallas, bajo la
presidencia del preceptor Ayala. Los miembros de dicha comisión llegaron al lugar, pero fueron
recibidos con insultos, hasta ultrajes, saliendo herido el carabinero Callizaya,
puesto que los indígenas, según denuncia de estos funcionarios, estaban bebiendo.
Luego de recibir esta información, el prefecto del departamento manda a capturar a los cabecillas
de esta agresión, en este caso al profesor
Ayala de Batallas, y a los indígenas; Francisco, Mauricio, Gregorio,
Calixto Quispe, Santos e Hilario Yujra, para seguirles sumario criminal.
En el sumario
criminal que se realizó el 7 de septiembre declaran los detenidos, ante el juez.
El profesor sostiene que los indígenas[18]de Karapata le
pidieron en una ocasión que los apoyara en la creación de la escuela,
petición a la que él accedió, aunque vio
la clara oposición de David Salazar, el administrador y de Aliaga el patrón de la finca. Respecto a
los sucesos del 5 de septiembre sostiene
que él no instigó a nada y que más bien trató de apaciguar los ánimos,
ya que repentinamente la comisión llegó a
punta de disparos de fusil y en estado de ebriedad, ultrajando a los
indígenas, aclarando que era evidente que en el lugar había otros que de igual
manera se hallaban borrachos y que se abalanzaron sobre ellos e hirieron al carabinero. Todos
estos argumentos son respaldados por los indígenas en sus declaraciones
agregando uno de ellos, Hilarión Yujra lo siguiente:
“Los motivos
para que exista resistencia hacia el patrón, han sido por que él no quiso que
se creara una escuela para alfabetización de nuestros hijos”.[19]
Luego de las
declaraciones, el resultado del dictamen favorece al patrón, convulsionando la hacienda al grado tal que el
8 de Septiembre el Sub – jefe de policía informa a la prefectura que los
propietarios, los hermanos Aliaga, tuvieron que abandonar la hacienda Karapata por temor a represalias.
Los siguientes meses
los hermanos Aliaga, mandan cartas a los ministros buscando restablecer su
situación y castigar a los indígenas, en ellas hacen alusión a que los colonos
inventan que esas tierras son sus tierras desde la colonia, a lo que los
colonos responden:
“El Ayllu, Karapata pertenecía a
Huarina y se halla registrado en documentos de 1571, 1658, 1718, 1738, piden
testimonio a los hermanos Aliaga y
esos tienen que citar suscritos por
toda la indiada de Karapata”[20].
Luego del colgamiento
de Villarroel, los latifundistas Aliaga presentan con mayor fuerza sus
argumentos sindicando al MNR, como el principal instigador de los colonos, pues
les venden carnet de militantes.
“Toda la peonada de nuestra hacienda,
se encuentra legalmente inscrita en el
registro del MNR, ya que todos ellos tienen carnet del partido como
consta en el registro político del MNR que ha sido publicada en fecha 9 de Agosto de 1946, en la edición del
vespertino “Ultima Hora”[21]
Desde el 8 de septiembre
de 1945 hasta fin de año los colonos, se
hacen cargo de la hacienda evitando incluso que el patrón entre a la misma.
Este hecho da pie a que a los indígenas vayan estructurando una organización
sindical sólida, la misma que se pone en vigencia el 11 de Noviembre de 1946,
denominándose, Unión Sindical de
Labriegos de Aygachi, ligándose luego, con la reciente creada (19 de
diciembre) Federación Agraria Departamental de La Paz, constituyéndose en uno
de los primeros del altiplano norte paceño.[22]
La Sociedad Rural
Boliviana, ante el surgimiento de estas organizaciones y los conflictos
suscitados en el agro, pedían que se envíen fuerzas de represión para frenar este
avance, ante lo cual estalló una sublevación de grandes proporciones.
El día 8 de enero de
1947, según Barcelli, se reunían en un punto cercano a Pucarani 200 Caciques
que decidieron solicitar a las autoridades su sindicalización[23], aunque la
documentación no menciona a estos caciques que los días 9, 10, 11, movilizaron a los indígenas de Kaparata y
Chojnacollo, en grandes proporciones. El alcalde de Puerto Pérez, sostiene que
esta situación es generalizada en los otros cantones que unos 1000 indios
provistos de armas de fuego, ondas y palos, habían asaltado a algunos
comerciantes y viajeros, y otros 4000 campesinos armados se disponían a atacar
a las poblaciones de Puerto Pérez, Pucarani y Aygachi[24]
El principal foco
conflictivo fue sin duda Karapata. Por eso el día 12 de enero, de Pucarani sale una patrulla a
reprimir a los alzados, ante su presencia, los campesinos emprenden la fuga, pero
son apresados 20 de ellos, luego son liberados sin mayores consecuencias. Sin
embargo, son hallados documentos del sindicato de Aygachi, donde plantean a las
autoridades lo siguiente:
Primero: Que se funden escuelas para la
culturización de la
clase indígena.
Segundo: Que se autorice la organización de
Sindicatos de
labradores se les reconozca
Personería
jurídica.
Tercero: Que se los proteja contra los abusos de
determinados
patrones.
Luego de estos hechos
parece reinar tranquilidad en el altiplano Norte, sin embargo, se presentan
otros casos en la provincia Pacajes, en Aroma y se hacen generalizados en todo
el país, los primeros seis meses de 1947.
En La Paz el 4 de febrero,
La Federación Agraria Departamental emite un manifiesto[25] donde denuncia todos
los abusos y su disposición a luchar contra ellos, aclarando lo siguiente:
“no somos un
partido político, sino una organización sindical, que nada tiene que ver con
los nací fascistas, piristas, falangistas y otros que basados en doctrinas
Socialistas de tipo dictatorial que echan la mano a Organizaciones obreros, y
aprovechando su ingenuidad en beneficio
de sus intereses políticos”.[26]
En este mismo
documento menciona a quienes participan de su organización:
“ Labriegos del cantón
Topohoco, labriegos del cantón Caquiaviri, labriegos del cantón San Pedro,
labriegos del cantón Ahigachi, labriegos del cantón Cucuta, labriegos de la
provincia Los Andes y labriegos del
cantón Araca”
Como se comprueba
aquí; los campesinos pese a tener ciertas vinculaciones con el MNR; se organizan
alrededor de la federación anarquista,
ligada a la FOL – En la provincia Los Andes, encontramos la existencia del sindicato
de Aygachi y de Laja, esto también se demostrará en hechos posteriores.
El 1ro. de Junio de
1947, los hermanos Aliaga propietarios de la hacienda Karapata entregan la
propiedad en calidad de transferencia, a un tercero, con la finalidad de
aislarse del problema, pero más bien lo profundiza, porque ante esta nueva situación, se inicia una
nueva sublevación de los colonos de Karapata esta vez junto a los colonos de Pantani y Esquivel. El
3 de junio avanzan hasta la hacienda
Tacanoque, y victiman a su propietario el Dr. Agustín Pietro y a su
sobrina Ana Vilela. Las investigaciones de estos hechos acusan a los indígenas Esteban
Quispe y a Antonio Yujra como cabecillas de esta sublevación. Esteban Quispe Yujra,
como se desprende de las declaraciones, en estos luctuosos acontecimientos
vestía uniforme militar y se hacía llamar
“General”.
Los hechos de Karapata
y Tacanoque, repercutieron en el ámbito nacional, la Sociedad Rural Boliviana,
repudió enérgicamente los hechos y en el entierro de Prieto solicitando al
gobierno ser enérgicos en la aplicación de la ley. La Unión Cívica Femenina
organizó una marcha de protesta que contó con 10.000 personas en las calles
paceñas. De todos los hechos se le inculpó a la FOL, por ello el 8 de Junio se
ordenó el desplazamiento de Fuerzas Armadas a la provincia Los Andes a capturar
a los culpables, en estos hechos se produjeron muchas arbitrariedades contra
los indígenas -campesinos, siendo capturados varios de ellos.
A mediados de Junio,
se inició un juicio criminal contra los alzados, de las declaraciones se
desprende la siguiente relación:
“ El General Esteban Quispe Yujra, no
niega su participación, pero dice que fue una equivocación por que lo que ellos
buscaban era la sindicalización y la fundación de escuelas, por su parte
Antonio Yujra declara que el “ General había impartido órdenes de atacar a las
Haciendas de Karapata, Cachilaya, Cutusuma, Pantuni, Esquivel, Chojasini y
Cuyawanay que Simón Zurita, Modesto Escobar y N. Escobar eran miembros de la
FOL y que Marcelino Quispe Yujra Era secretario general del Sindicato Agrario
Departamental” [27]
Luego del juicio
criminal, son sentenciados 204 indígenas, habiéndose fugado otros y se los
confina en la zona tropical de Ichilo en el departamento de Santa Cruz, junto a
otros que intentaban rescatar a los prisioneros de la cárcel de la calle
Murillo, llegando a 270 los confinados según listas presentadas en el juicio[28].
En la hacienda Karapata
como represalia se echa del lugar a las familias de los sublevados y son
demolidas sus casas, a fines de 1948, siendo este año la culminación de todo un ciclo de hechos,
suscitados desde la década de los treinta y no es atribución particular de la
organización sindical que fue una forma organizativa más, para canalizar la
lucha del movimiento campesino de la Provincia Los Andes.
Sin embargo; su
conexión con los hechos ocurridos a lo largo de la década del 40 es indudable,
su ligazón con el movimiento obrero organizado en la FOL, con la organización
de los mineros que haciendo suya la tesis de Pulacayo a lo largo del sexenio se
constituyen en la clara vanguardia de los movimientos sociales que culminan con
la insurrección del 9 de Abril de 1952.[29]
CONCLUSIONES
La sublevación de Karapata
y Tacanoque, sin duda es fruto de la crisis del modelo de la hacienda feudal
que sometía a la mano de obra de los colonos indígenas. Así mismo, el
surgimiento de los sindicatos indígenas-campesinos, parece ser parte de una
crisis de legitimidad de la red de Caciques apoderados que a lo largo de la mitad del siglo XIX y
parte del XX, representaron a las comunidades indígenas, aunque es lógico
suponer que esta forma de defensa continuó varios años, lo evidente es que el
proceso de organización sindical surgido en las haciendas cobró mayor vigencia
cuestionando en la práctica la misma vigencia de la organización del ayllu
andino, pero este tema es parte de otra investigación que se debe realizar pues
tenemos que visibilizar esta problemática a través de los procesos de
organización de las comunidades adoptando patrones occidentales en las formas
de elección de los líderes sustituyendo en muchos casos a las autoridades de las
comunidades.
FUENTES
ALP. Correspondencia prefectura de La Paz
ALP
Expedientes de la prefectura
BIBLIOGRAFIA
ANTEZANA, Luís. Las Organizaciones Sindicales Campesinas, SNRA, La Paz 1970.
Arze Aguirre, René. Guerra y conflictos sociales: El caso rural boliviano durante la
campaña del Chaco, CERES, La Paz, 1987.
BARCELLI, Agustín. Medio siglo de luchas Revolucionarias, en Bolivia, ed., del
Estado, dependiente de la Dirección de
Informaciones de la Presidencia de la
República, La Paz 1959
DANDLER Jorge, “El congreso Nacional Indígena
1945 y la Rebelión campesina de Ayopaya
(1947), 133–239 en: Sindicalismo
Campesino en Bolivia, Instituto interameri-
Cano, serie antropología
social.Bolivia la fuerza Histórica del Campesinado, CERES - México 1989.
FOUCAULT, Michel, 1985. Historia de la sexualidad “la voluntad de saber ed. Siglo XXI, México 1985.
PAZ, Ballivián Danilo.Estructuras agrarias en Bolivia,
ed. Popular, La Paz 1983.
ROMERO,Hugo. Los sindicatos campesinos de Bolivia: estudios de los orígenes y
desarrollo de una forma de asociación campesina y una sociedad
campesina en una sociedad combinada, (Mimeografiado) La Paz, 1970.
[1] Este trabajo se comenzó a
escribir con el apoyo de Qhana en 1990, el autor fue parte circunstancial del
equipo de capacitación sindical de esta institución, en el Centro de
Capacitación de Corqueamaya, provincia los Andes.
[2] Concepto acuñado por René
Zavaleta Mercado para interpretar a la sociedad boliviana.
[3] Véase, René Arze Aguirre. Guerra y conflictos sociales: El caso
rural boliviano durante la campaña del Chaco, CERES, La Paz, 1987.
“Básicamente
éste fenómeno consiste en un contrato mutuo entre dos partes de posición social
desigual en el cual la persona de mayor prestigio social dispensa protección a
cambio de apoyo político, lealtad o servicios proporcionales por la persona de
menor rango”
Jorge Dandler, “El congreso Nacional Indígena 1945 y la
Rebelión campesina de Ayopaya 1947”en: Sindicalismo campesino en Bolivia,
CERES. México 1989, p. 9
[5] Hugo Romero. Los
sindicatos campesinos de Bolivia; estudios de los orígenes y desarrollo de una
forma de asociación campesina y una sociedad campesina en una sociedad
combinada (Mimeografiado) La Paz, 1970. p.12.
[6] Véase René Arze Aguirre. Guerra y conflictos
sociales: El caso rural boliviano durante la campaña del Chaco, CERES, La Paz,
1987.
[8] ALP CP provincia Los Andes 1939, denuncia presentada a
la prefectura, por el apoderado de Chililaya
[9] ALP. EP. ¨Prov. Los Andes
1945, Memorial presentado al Ministro de gobierno por los colonos de Ticuyo
[10]. ALP EP. Prov. Los Andes
1945, Memorial presentado al ministro de gobierno por los colonos de Ticayo
[11]ALP EP. Prov. Los Andes
1945, denuncia del indígena Bruno Pacoma de la hacienda Viluyo de Laja.
[12] ALP EP. Prov., Los Andes
1946, Payta denuncia de José Carbalho
encargado de la Hacienda Lacaya
[13] ALP EP. Prov. Los Andes
1947, denuncia de María Cristina Iturralde propietaria de la hacienda Palcoco.
[14] ALP EP. Prov. Los Andes 1947, denuncias
de Israel Ballivián contra Emma Ballivián y Rosa de Clavijo, respuestas de los propietarios y contra
denuncias Marzo de 1947.
[15] ALP. PR. Provincia Omasuyos, 1894.
[16] ALP EP Prov. Los Andes
1945, oficio de los propietarios hermanos Aliaga la sociedad rural Boliviana.
[17] ALP EP Prov. Los Andes
1945, oficio de los propietarios hermanos Aliaga la sociedad rural Boliviana.
[18] ALP EP. Prov. Los Andes 1945, denuncia del
hacendado Zenón Aliaga, contra 20 colonos y declaraciones de los colonos
allegados a él.
[19] ÁLP EP. Prov. Los Andes
1945, denuncia de Zenón Aliaga en contra de sus colonos de la hacienda
Karapata, versión ratificada por el teniente Bilbao. La vieja en su informe a
sus superiores.
[20] ALP EP Prov. Los Andes
1945, declaraciones de Rigoberto Ayala Clavijo y el colono Hilario Yujra.
[21] ALP EP Prov. Los Andes 1945, informe del sub
– jefe de policía desmintiendo la acusación contra los colonos de Karapata; ALP EP Prov. Los Andes,
1947, carta a la Sociedad Rural Boliviana, enviada por los hermanos Aliaga.
[23] Agustín Barcelli.
50 años de luchas sindicales en Bolivia, 1958,
p. 195
[24] Hugo Romero. Los
sindicatos campesinos de Bolivia; estudios de los orígenes y desarrollo de una
forma de asociación campesina y una sociedad campesina en una sociedad
combinada
( Mimeografiado) La Paz, 1970. p.12.
[25] ALP EP. Prov. Los Andes 1947, Manifiesto de la Federación Agraria
Departamental de La Paz, adherida a la Federación local, se dirige al
campesinado y a los trabajadores en general.
[26] Esto es también
reconocido por Xavier Albo, que sostiene lo siguiente:
“En la provincia Los Andes, en esta área
(Pucarani y Peñas), surgió uno de los
primeros sindicatos campesinos en la época de
Villarroel”, p. 15, Véase de Xavier Albo...50 años de luchas campesinas
en Achacachi, CIPCA 1978.
[28] Lista de los
confinados del levantamiento de Karapata y Tacanoque.
[29] ALP EP. Prov. Manifiesto
de la Federación Agraria Departamental de La Paz adherida a la Federación local, se dirige al
campesinado y a los trabajadores en general.
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