MUJERES EN LA HISTORIOGRAFÍA DE BOLIVIA
Ramiro Fernández Quisbert
Ramiro Fernández Quisbert
Introducción
"...En
cuanto al marido y la mujer, al padre y los hijos y a la virtud de cada uno de
ellos, las relaciones que les unen buena o mala y todos los actos que
deben ejecutar por ser loables o que
deben evitar por ser reprensible, son objetos todos de que es preciso ocuparse
al estudiar la política. En efecto todos estos individuos pertenecen a la
familia, así como la familia pertenece al Estado."
Aristóteles
Conocer la participación de la mujer en la sociedad ha
sido preocupación desde la antigüedad, por ser parte fundamental de la familia
y desde luego, como afirmaba Aristóteles del Estado, reflexionar sobre su rol en la sociedad ha
sido materia corriente con mayor énfasis en los movimientos liberales del siglo
XVIII, XIX y de los movimientos socialistas del siglo XX.
Ya en la revolución Francesa a propósitos de la
promulgación de los derechos individuales del hombre entró en debate el tema, han
pasado más de 2 siglos y más y aun hoy las mujeres no han logrado su ansiado
reconocimiento social y verdadero protagonismo político, intelectual y laboral,
aunque como sostiene Fernando Mires en este último tiempo se ha producido una auténtica
revolución silenciosa, sin tiros ni metrallas, “La revolución femenina” (1998:53), años en los que el tema de la participación política de la mujer
salió a flote abiertamente con los movimientos anticapitalistas y prosocialistas.
Desde aquellos días de los aportes sustantivos del pensamiento
socialista cuyas protagonistas enarbolaron la revolución social. “Flora
Tristan, Angélica Bakabanoff, Louise Otto-Petters, Clara Zetkin, entre las principales
(Mires 1998:55) en la que sorprendían al mundo con sus ideas revolucionarias,
delegando a funciones públicas a mujeres, como parte de ideas
antidiscriminación frente al sexo, clase, raza y fe.
Desde entonces una silenciosa revolución feminista se
comenzó a experimentar a mediados del siglo XX, así se puede llegar a leer
escritos de Simona de Beauvoir que intentó sistematizar la historia del
Feminismo, ¿qué tanto hicimos nosotros al respecto en nuestras sociedades
latinoamericanas?, seguramente hay mucha tela que cortar al respecto, nosotros noveles en el tema solo esbozaremos unas
líneas gruesas de reflexión sobre el caso boliviano.
Mujeres en la historia de
Bolivia
En la madrugada del 2 de junio
1928, Adela Zamudio, escritora, poetisa, feminista boliviana, cerro los ojos y
partió a la eternidad, había hecho con la pluma, lo que Juana Azurduy de
Padilla, hizo con la espada, y Domitila Chungara con su firme convicción, luchar
por la libertad. Mujeres ejemplares que lucharon a capa y espada contra los
sistemas de opresión y la incomprensión de sus propios allegados, menudean en los libros de historia de nuestro país.
Hoy sobre el tema de la mujer, existen muchas
investigaciones e investigadores (as),
las transnacionales de la investigación que manejan a gana y gusto las modas
y temáticas a investigar, han marcado la línea de las reflexiones. En Bolivia
el tema de la mujer en la historia no es nuevo, y no es nuevo, porque su
presencia en las luchas sociales siempre fue constante. En las luchas sociales
del siglo XVIII, se conoce sobre la participación de Bartolina Sisa y Gregoria
Apaza, mujeres indígenas que lucharon de igual a igual con sus parejas, contra
la corona española. Pero donde se escribe sobre la participación de la mujer
en las luchas independentistas es en la primera novela boliviana, “Juan de la Rosa ” (1884), donde se aborda
el tema de las Heroínas de la coronilla, mujeres como la anciana Gandarillas que al grito de” ¡Ya no hay hombres se corren delante de los
guampos condenados, vamos adelante todos! azusando a sus compañeras para salir
a combatir contra los chapetones españoles. (Aguirre :199).
Desde este tiempo se han escrito
sobre las mujeres desde distintas perspectivas teóricas pese a ello y como
afirma Kelly “A lo largo del tiempo, las mujeres han estado excluidas, en gran
medida de la guerra, la riqueza, las leyes, los gobiernos, el arte y la
ciencia. ( 1997:124), aunque últimamente se ha estado escribiendo una historia
compensatoria, mea culpa de quienes hoy hacen investigación tratando de darle
protagonismo a la mujer forzando los estudios, las épocas, los periodos, las
memorias cortas y largas. Por ello debemos preguntarnos, ¿Cómo se está escribiendo la historia de la mujer en
Bolivia?
Corrientes
en la interpretación de la historia de la Mujer
Las
Heroínas
Existe una historia como ya lo mencionamos épica, la heroína del positivismo, mujeres lideres que desfilan en el tiempo y en
el espacio, Bartolina Sisa, Juana Azurduy, Vicenta Juariste Eguino, Juana
Gorriti, Juanacha Sánchez, tratadas ellas en sendos estudios biográficos
orientados a ensalzar sus vidas y
ligadas a la historia
decimonónica, haciendo coro a la historia de hombres heróicos que se
disputan el poder como si fuera una joya preciada.
Las
Luchadoras Sociales
Están los estudios donde se pone énfasis en la participación
de las mujeres en las luchas sociales, luchadoras sociales que forman parte de
organizaciones de masas obreras, artesanas, vivanderas, comerciantes,
indígenas, campesinas y por que no mujeres políticas. Aquí se estudia a las mujeres
bajo nuevos paradigmas de interpretación de la organización social (Herrera
1996:199), estos nuevos paradigmas sobre el estudio de la historia de la mujer
se considera tres aspectos principales: restaurar a las mujeres como sujetos
históricos; para estudiar aislada a la
mujer se empezó a mirar el género, a mujeres y hombres en determinadas
situaciones que permitan ver desigualdades y dominación; se combinan análisis
de género, clase, etnia y raza. (Herrera 1996:200), este tipo de estudios se
comenzaron a realizar en Bolivia ligadas a las luchas sociales.
Estudios referidos a luchadoras sociales de ideas anarquistas y socialistas son las que
matizan la introducción de estos nuevos paradigmas alternos al individualismo
positivista: son motivo de estudio las anarquistas de principios del siglo XX, organizadas en
gremios, sindicatos y que lucharon por sus derechos sociales, La Federación Obrera
Femenina de oficios varios de la década del 20 del siglo XX, las culinarias y las floristas
organizadas que hacen historia, a la cabeza de doña Petronila infantes, Rosa de
Calderón(Rivera 1988:70); o María Barzola inmolada en 1942 en la masacre minera
de Catavi, a si mismo las mujeres mineras que hicieron la huelga de hambre en
1978(Rodríguez 1988:177-186), que cuestionó y logró hacer caer al gobierno del
dictador Hugo Banzer Suárez , a Lidea Gueiler
Tejada ex Presidenta de Bolivia que fue de las pocas mujeres que tuvo la
revolución nacional de 1952. Pero estos
estudios se diversifican con estas perspectivas de género considerando a los distintos sectores
sociales.
Las
Pensadoras y artistas
Esta visión ahora esta siendo completada por estudios
sobre intelectuales y administradoras de haciendas. Así entran en esta vorágine
de historia compensatoria personajes como Adela Zamudio, Matilde Casazola y otras que contribuyeron al arte y la
cultura.
Las
Administradoras
Mujeres que tuvieron que verse obligadas a remplazar
al hombre en el manejo de haciendas y/o empresas que resultan ser mujeres
destacadas, criollas o mestizas que se vieron al frente de empresas u otro tipo
de negocios remplazando el papel del hombre.
Mujeres
según clase o etnia.
Los estudios por condición social y étnica así se
encuentran trabajos sobre la mujer Aymara, Quechua o tupí Guaraní, o las
mujeres mestizas y su rol colonial.
El Maniqueísmo en la interpretación de la historia de
la mujer
Lo óptimo, pienso que para luchar por los derechos de
género, de etnias o clases sociales, es buscar la verdad histórica y esta
verdad histórica debe ser interpretada integralmente evitando caer en sesgos
ideológicos, religiosos u otros aspectos que distorsionan la comprensión del
fenómeno. En el caso de la participación de la mujer en los procesos
político-sociales se cae en un maniqueísmo
en el cual resultan todas las mujeres buenas, positivas, victimas del
patriarcado y de todas las agresiones sociales y de todas las arremetidas
machistas, claro olvidando, que hubieron mujeres que fueron el gran sustento de
los dictadores, mujeres que fueron el puntal de la represión y del oscurantismo
clerical y militar y que aun hoy, son las masas de mujeres de las clases medias
a las que recurren los políticos conservadores para inclinar la balanza del
poder en elecciones o en procesos de conflicto social.
En el caso boliviano, la historia de la mujer esta
salpicada de heroísmos y de heroínas luchadoras sociales, como vimos
anteriormente, más sin embargo, se nos ponen de punta los pelos al pensar en la
posibilidad de escribir sobre el sadismo de las mujeres de la oligarquía en las
haciendas y/o de la participación de las mujeres beatas que destruyeron el
colegió donde enseñaba Adela Zamudio, o las atrocidades de las Barzolas movimientistas en los procesos de represión
de los grupos emeneristas en la contrarrevolución, así mismo se nos atraganta
la idea de investigar en serio el caso de los masacrados de la calle Harrington
el 15 de enero de 1981 donde sólo sobrevivió una mujer presuntamente por haber
hallado un buen escondite, o la fortuna mal habida de la esposa de Banzer en
los años 90s y de las alcaldesas y gobernadoras con serios antecedentes de
corrupción, sean ciertos o no, no debemos ver la historia desde una sola
óptica, donde la mujer siempre sale airosa, esta es una visión anti-ética, poco ecuánime, que sataniza al
macho cabrio que la tiene dominada a
punta pies y con un látigo en la mano, en cambio santifica a la mujer y le pone una
aureola. Esta visión está bien para argumentos de películas de ficción, y novelas
de Corin Tellado, pero no para la reconstrucción de la historia real, eso es puro maniqueísmo.
CONCLUSIONES
Podemos concluir diciendo que los estudios sobre la participación
de la mujer en la historia son cada ves más profusos, sin embargo, existe mayor
balance teórico y honestidad intelectual a
la hora de tratar el tema, pues no es justo forzar datos y situaciones
para demostrar cosas que no fueron y no son, aun hoy. Lo que es necesario
evidenciar con justeza que la mujer ha tenido un rol en la historia, pero ese
rol fue el que le asignó una sociedad machista patriarcal en la cual fue subordinada, como
afirmaba Aristóles y también la
Biblia , debía estar bajo la égida del hombre, del marido, lo que no le
dio una total libertad de acción, aun así participó de todos los procesos de
los que participó el hombre, en muchos casos de manera protagónica y emblemática, pero no hay
que olvidar que en el balance final no hay que hacer una historia de buenos y
malos, donde la mujer es la buena y el hombre el canalla, reconociendo que en ambos
casos, ya siendo protagonistas principales o secundarios, ambos participaron en los acontecimientos históricos. No hay
porque trabajar bajo la lógica de la historia compensatoria que menciona Kelly
y sí más bien desarrollar presupuestos teóricos que permitan vislumbrar nuevas
formas de periodización, estudiando las categorías sociales adecuadas y las
mismas teorías del Cambio Social. Una visión integral de la historia de la
mujer es la mejor perspectiva para situar adecuadamente en el contexto universal el
aporte significativo de la mujer.
BIBLIOGRAFÍA
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Pontifica Universidad Católica del Perú.s/d. Perú
Comentarios
Y QUE DE LAS MUJERES INDIGENAS PENSADORAS, ADMINISTRADORAS, ARTISTAS......
O SOLO MERECEN DECIR QUE EXISTEN....
ANA SUXO